Cuando un mosquito portador del virus del dengue pica, el patógeno penetra en el torrente sanguíneo, llegando a las células para su replicación y propagación de la infección. Los síntomas emergen durante la viremia, fase detectable mediante análisis de sangre, mientras el sistema inmune combate el virus, culminando en recuperación sin efectos residuales tras 10 a 15 días.
La picadura del mosquito Aedes Aegypti, transmisor del Dengue, puede causar una enfermedad viral que se manifiesta con síntomas como:
- Fiebre alta que puede alcanzar los 40 °C.
- Dolor de cabeza intenso.
- Dolor detrás de los ojos, a menudo descrito como punzante.
- Dolores musculares y articulares, que pueden ser debilitantes.
- Náuseas y vómitos, que pueden complicar la hidratación.
- Agrandamiento de ganglios linfáticos.
- Sarpullido, que puede causar molestias.
Los síntomas generalmente aparecen entre 4 y 10 días después de la picadura.
En casos graves, el dengue puede provocar hemorragias, choque y, en situaciones extremas, la muerte.
Es crucial buscar atención médica inmediata si se experimentan síntomas severos o se sospecha de una infección por Dengue.
- Eliminar criaderos: Retirar o tapar recipientes que acumulen agua, como latas, botellas y neumáticos.
- Cambiar agua: Renovar el agua de bebederos de animales y colectores de desagües cada 3 días.
- Usar repelentes: Aplicar repelente siguiendo las instrucciones del envase.
- Vestir ropa clara: Cubrir brazos y piernas, especialmente al aire libre.
- Instalar mosquiteros: Colocarlos en puertas y ventanas para evitar la entrada de mosquitos.
- Utilizar ventiladores o aire acondicionado: En las habitaciones, para disuadir a los mosquitos de entrar.